Hay juegos que se recuerdan por su argumento, por su jugabilidad o por lo divertidos que son. Pero la belleza de un videojuego suele considerarse un tema secundario. Al fin y al cabo, por muy estético que sea un juego, si es aburrido dices “qué bonito”, lo cierras y a otra cosa.
Pero cuando para el diseño gráfico de un videojuego contratas al Studio Ghibli, sabes que el diseño sí es un punto fundamental.
Ni no kuni: La Ira de la Bruja Blanca es un juego de rol japones desarrollado por Level 5, exclusivo para PS3 lanzado en Europa el pasado 2013. Como ya hemos dicho, detrás de los gráficos están los pinceles de los chicos del Studio Ghibli lo que marca de forma fundamental el carácter del título.
En el juego encarnamos a Oliver, un niño de 13 años que vive en la ficticia ciudad de Motorville. Tras un acontecimiento traumático se embarca en un viaje por un universo paralelo, repleto de magia, extrañas criaturas y personas que comparten un alma gemela con el mundo real.
Como sin una finalidad el juego sería muy aburrido, tenemos que avanzar reparando los corazones que ha roto Shadar, el malo de la película, hasta que llegamos a derrotarle. Aunque puede que ahí no se acabe el juego. No, no voy a spoilear más.
A nivel de jugabilidad la propuesta es bastante típica, nos movemos por un mundo abierto con varias ciudades y mazmorras dispersas por el mapa, poblado por unas criaturas salvajes llamadas únimos que nos intentarán atacar si nos ven.
Lentamente se van añadiendo diversas características al juego, como una marmita para preparar elementos de alquimia, más compañeros que nos ayudan en nuestro viaje o nuevos hechizos que facilitan la aventura.
Las batallas son en tiempo real con ciertos toques de turnos. Controlamos a uno de los personajes mientras que la IA del juego se hace cargo del resto. Para luchar disponemos de diversos hechizos, que consumen puntos de magia y del ataque físico básico, que siempre están disponibles. Como en cualquier juego del estilo siempre disponemos de pociones para restaurar vida, magia o los diversos estados.
En cualquier momento podemos cambiar entre Oliver, nuestros aliados y los diversos únimos que tengamos para aprovechar sus características para tener una ventaja frente a nuestros enemigos. También podemos encomendar a la IA distintas tácticas para que controle a nuestros aliados, apoyándonos, haciendo hechizos curativos o atacando a los enemigos secundarios dejandonos a nosotros el principal.
La mecánica de las batallas es divertida aunque se llega a hacer algo pesada en viajes largos o en mazmorras grandes. Otro punto algo caótico es el comportamiento de la IA, que suele atacar de forma poco efectiva incluso casi suicida, atacando cuerpo a cuerpo con únimos débiles a jefes poderosos. Y claro, de una toba, adios aliado.
Otra cosa que se echa en falta en ocasiones es que Drippy, el elfo que nos acompaña, se calle la boca. Me explico, la ayuda que da es innecesaria para los mayores de 8 años y no se puede desactivar, dando una impresión de juego muy infantil que puede resultar cargante.
La duración del juego oscila entre 60 y 70 horas, siempre que no nos enredemos mucho en misiones secundarias. Aunque en comparación con otros JRPG no destaca especialmente por su longitud, no creo que nadie se queje por ello, no?
Junto a la belleza de sus gráficos no podemos olvidarnos de su banda sonora, firmada por otro gran artista ligado al Studio Ghibli como Joe Hisaishi, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Tokio.
Cerrando un poco, Ni no kuni tiene un apartado artístico excepcional. Y además es divertido. Es un juego con un toque muy infantil, pero que te mantiene pegado a la pantalla con una sonrisa en la cara.
En estos momentos en los que la Playstation 3 ya se está preparando para un merecido descanso del guerrero, Ni no kuni es un título que realmente merece la pena. Y despues de menos de un año desde su lanzamiento, su precio está por los suelos…
Que más excusas necesitas para disfrutar como un niño?