Hace una semana escasa se celebró la llamada «Fiesta del Cine» en todas las ciudades del país, dos días en los que podíamos asistir al cine por 2’90€ escasos frente a los 7€, 8€ o incluso 9€ a los que nos tienen acostumbrados. El resultado fue obvio: salas hasta arriba, colas interminables y una recaudación de hasta 5 veces superior a la habitual. Parece lógico pensar que si todos los días costase 2’90€ se recaudaría infinitas veces más. Por desgracia no es tan sencillo, ya que hay que contar con que si la asistencia ha sido masiva ha sido, precisamente, porque eran los dos únicos días que el cine estaba a ese precio, si todos los días costara lo mismo, la gente no asistiría de esa forma. Pero algo sí está claro: que reduciendo el precio de las entradas (a una cifra algo más moderada) conseguiríamos una asistencia mayor y quizás una recaudación mayor. Quizás así, los meros mortales como yo encontraríamos más atractiva la idea de ir al cine en vez de esperarnos a verla en internet (sí, para qué negarlo). Y lo admito, me gusta ir al cine con mis amigos o pareja, pillarnos unas palomitas, salir a dar una vuelta y comentar la película, etc… Lo que no me gusta es tener que vender un riñón para ello.
Siempre me han gustado los coches. Y las carreras de coches. Y los juegos de carreras de coches. Incluso los juegos de carreras de coches a lo burro han tenido un hueco en mi corazón. Por eso, cuando vi que en Playstation Plus estaba el MotorStorm: Apocalypse se me pusieron los ojos redondos, ya que parecía un sustituto perfecto de uno de los juegos de coches más divertidos que he jugado, el Flatout 2.
El MotorStorm: Apocalypse es, se mire por donde se mire, un juego espectacular. Los escenarios semiderruidos, que van desmoronandose cada vez más durante las carreras, las explosiones continuas, los grupos de personas que te atacan, los accidentes, edificios que se caen, pavimento que se hunde… da una ambientación que realmente hace honor al Apocalypse que lleva el juego por apellido.
Continuo con la segunda entrega de los análisis de los juegos que por una razón u otra no he acabado, pero que aun asi merecen mención. Ayer os hablé de The Last of Us y Kingdoms of Amalur: Reckoning, que no me convencieron demasiado ninguno de los dos, hoy empiezo con el otro juego alquilado en GAME con la promo de los risketos y que sí me gustó bastante: Forza Horizon
El Forza Horizon era un juego que me llamó la atención desde que salió, una mezcla entre el espíritu de simulación de verdad de los Forza y un estilo más arcade, más similar a otras sagas como Driver o Need for Speed. No tenía muy claro que tal estaría resuelta esa mezcla, pero me ha dejado con bastante buen sabor de boca.
Desde hace una temporada estoy muy desconectado de las novedades de videojuegos para PC. Pero el otro día cayó en mis manos un panfleto de GAME y ví que está al caer un nuevo Sim City. Y al instante, el dedo de hacer click empezó a tirar de mi hacia casa, lleno de ansia por pinchar los botoncitos de un Sim City.
Al que más horas he echado es al Sim City 3000, que además de ser un juegazo, ostenta el hito de ser el primer videojuego pirata que he tenido nunca. Pero puesto que se trataba de celebrar el lanzamiento de un juego nuevo, me pareció más lógico hacerlo desempolvando el último episodio de la franquicia, el Sim City 4, de 2003
Seamos sinceros, a todos nos gusta comprar juegos. La estantería con los juegos colocaditos, los colorines de sus lomos, desenvolver el juego nuevo, hojear los manuales… todo eso tiene un valor añadido importante frente al precio extremadamente bueno que se consigue en la bahía pirata, dejando de lado los enfoques éticos o legales.
Hace unos años, veías un videojuego en una revista o te hablaban de él, ibas a la tienda de videojuegos de turno, babeabas delante del precio y de su preciosa caja y esperabas pacientemente a que el cerdito tuviera carne suficiente como para salir de la tienda con el juego bajo el brazo y perdiendo el culo para meterlo YA, en la consola o en el ordenador.
Y la piratería quedaba solo cerrada al ámbito del P2P a la antigua, es decir, copiar el juego a un amigo xD
Pero con la estandarización de Internet todo cambió. Y no solo respecto al incremento brutal de la piratería.
De pronto, la popularización del comercio online permitió disponer de un mercado gigantesco a un click de distancia, desde comprar en tiendas de todo el mundo hasta pillar juegos de segunda mano a un chaval de a saber dónde.
Vuelvo con un nuevo análisis, de un juego de rigurosa actualidad… de 2004
Y no es uno cualquiera, es el San Andreas, EL PUTO SAN ANDREAS!!!!!
Ya ha llovido desde que el GTA San Andreas era el alfa y el omega de los videojuegos, un must-have en cualquier colección y un habitual en los debates anti-violencia en los videojuegos. Sin embargo hay un dato clave, que quedará ahi para la historia, es el videojuego más vendido de la videoconsola más vendida (más de 17 millones de copias vendidas para PS2).
Hace años lo jugué en el PC (pirata, admito, aunque me lo dejaron prestado, lalala) y hace poco lo he rejugado, con cierta nostalgia en una PS2, que tal ha envejecido este clásico de los videojuegos?
Vuelvo por el Rinconcico de la Nostalgia con un juego que se vuelve a cruzar en mi camino de forma cíclica para nunca alejarse del todo de mi. Se trata del mítico GP500 desarrollado por la difunta MicroProse.
Se trata de un simulador de motos, concretamente de la categoría de 500cc de la temporada 1998 del Campeonato del Mundo de Velocidad. Bien, no? Es solo un buen juego viejo de motos.
El juego se lanza en el 1999 con una buena acogida por parte de la prensa especializada y del público, que destacan el realismo en el comportamiento de la moto, intentando alejarse del estilo de puro arcade que suelen tener los juegos de motociclismo.
La magia empieza a llegar más adelante… Pasa el tiempo y salen más juegos de motos, en principio más modernos y mejores, en realidad con unos gráficos similares y una vuelta al modelo arcade anterior. Y una pequeña comunidad de frikis empieza a removerse lentamente bajo el motor del GP500…
Generosos vistantes, que perdeis vuestro tiempo leyendo mis chorradas, hoy vengo a hablar de algo de tan rabiosa actualidad como una peli a punto de caerse de la cartelera.
Pero para no salirnos de nuestra frikez se trata de Rompe Ralph, la última de Disney, que auna el estilo que viene dando Disney a sus últimas obras, con un argumento inocente pero atractivo y, lo que a efectos de este blog es lo más importante, toda una pléyade de referencias geek a videojuegos retro (y no tanto).
Un grande de los videojuegos como John Carmack dijo en su momento que el argumento de un videojuego es como el argumento de una peli porno, se da por hecho que tiene que existir, pero es de poca importancia. Y para muchos, la música de los videojuegos (y del porno) corre la misma suerte, es un simple punto de ambientación, prescindible.
Por suerte, dentro de la industria del videojuego no todos piensan asi, y hay ejemplos importantes de títulos que no se conciben sin su banda sonora, que no solo sirven para ambientar, si no que dan tanto personalidad al juego como identidad a su desarrollador.
Y para mi, el ejemplo más claro es Maxis. Mucha gente que no haya mostrado nunca interés en este noble vicio puede reconocer canciones de la banda sonora de los Sims y no solo es por la popularidad de la franquicia si no por el esfuerzo volcado en darle un toque diferencial y personal, una buena firma a un gran juego.
Pero vengo a traer algo un poco más friki…
Esto por si alguien no lo reconoce (pese al enorme logo en el video xD) es un pedazo de la banda sonora del Sim City 3000. Esto no solo es un pretexto para utilizar los altavoces mientras juegas. Esto es jazz, y del bueno.
!