Hace ya unos meses, me encontré por una conocida tienda china de cachivaches electrónicos una curiosa oferta.

Y pese a que cualquier persona en su sano juicio desea vivamente ser estafado, sinceramente creía que no tardarían mucho en darse cuenta de que quizás deberían contratar a alguien que les revisara su página en castellano, más que nada para que Google Translate deje de meterles continuamente la palabra «estafa» entre las características de los smartphones y tablets.

Pero está claro, hay gente que no aprende…

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