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Hace una semana escasa se celebró la llamada «Fiesta del Cine» en todas las ciudades del país, dos días en los que podíamos asistir al cine por 2’90€ escasos frente a los 7€, 8€ o incluso 9€ a los que nos tienen acostumbrados. El resultado fue obvio: salas hasta arriba, colas interminables y una recaudación de hasta 5 veces superior a la habitual. Parece lógico pensar que si todos los días costase 2’90€ se recaudaría infinitas veces más. Por desgracia no es tan sencillo, ya que hay que contar con que si la asistencia ha sido masiva ha sido, precisamente, porque eran los dos únicos días que el cine estaba a ese precio, si todos los días costara lo mismo, la gente no asistiría de esa forma. Pero algo sí está claro: que reduciendo el precio de las entradas (a una cifra algo más moderada) conseguiríamos una asistencia mayor y quizás una recaudación mayor. Quizás así, los meros mortales como yo encontraríamos más atractiva la idea de ir al cine en vez de esperarnos a verla en internet (sí, para qué negarlo). Y lo admito, me gusta ir al cine con mis amigos o pareja, pillarnos unas palomitas, salir a dar una vuelta y comentar la película, etc… Lo que no me gusta es tener que vender un riñón para ello.

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Y es que mucho dicen que la piratería (y cuando digo piratería me refiero en realidad a las descargas «ilegales», no al top manta en la que sí existe ánimo de lucro) se está cargando la industria, que como puedo ver una película realizando el mínimo esfuerzo que conlleva hacer un clic de ratón, pues ya no voy al cine. Y eso es mentira, ya que como he dicho, me gusta ir al cine. ¿Qué hace más daño a la industria, los precios o la piratería?

Y luego está la industria del videojuego, otra gigantesca máquina de dinero que está en la misma situación. No se si vosotros jugáis a videojuegos, o vuestros hijos, o nietos, ni se si alguna vez habéis tenido que pagar por alguno de ellos, pero si no es así permitid que os saque de dudas: un videojuego os puede costar, sin mucha dificultad, la friolera de 60€. No es por defender la piratería ni mucho menos, pero con esos precios a veces es normal que la gente prefiera acceder a esos productos mediante el clic de su ratón.

«Es que hacer un videojuego es caro, y eso hay que pagarlo», diréis. Claro, y hacer una película, pero precios más altos no implican mayor recaudación, como ya hemos visto. Y volvemos a tener la misma situación: a mí me gusta tener mis juegos originales. ¿Realmente cuesta un juego 60€? Hoy mismo he leído una curiosa noticia: la última entrega de la famosa saga SimCity de Electronic Arts ha recibido un «premio» crítico por la nefasta gestión del juego en su lanzamiento, en el que llegaron a cobrar un servicio de atención al cliente telefónico a propietarios del juego los días de su lanzamiento, ya que ningún jugador podía conectarse a los servidores para disfrutar de su juego honradamente pagado. Juego que estuvo muy cercano a los 60€ esos de los que hablabamos y juego que en algunos medios especializados en el tema no pasó del 6 sobre 10 en sus análisis y críticas. Yo personalmente no lo he jugado así que puedo equivocarme, pero me vuelvo a hacer la misma pregunta: ¿realmente cuesta un juego 60€?

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Puede que algún juego lo valga, esos juegos de obra maestra que te hacen sentir que tu dinero ha sido bien invertido. O quizás tampoco, y hasta las obras maestras puedan venderse a precios mínimos. Por poner un contraejemplo: el Portal 2 es uno de esos juegos magníficos que te dejan con un buen sabor de boca (por lo menos para mí). Yo ya le había jugado de forma gratuita, incluso me le había pasado, pero no dudé ni un instante en pagar los 6€ que costaba en su edición digital de Steam, en un pack junto con su anterior entrega de la saga. Las ofertas de Steam bien pueden asemejarse a la Fiesta del Cine de la que hablábamos antes, y su resultado parece hacerse notar cuando vemos que los juegos con oferta encabezan la lista de los más vendidos. La diferencia es que en Steam hay ofertas cada día, cada fin de semana, cada época del año (¡benditas ofertas de verano de Steam!), etc…

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Y ya por no hablar de los «free to play», juegos totalmente gratuitos que obtienen sus beneficios a través de micropagos, pequeñas compras a mayores que puedes realizar para obtener algo en dicho juego. ¡Ojo! Que no estoy defendiendo los micropagos, que hay micropagos y micropagos. No me parece mal que alguien decida gastar su dinero en algo estético: en una skin o apariencia para un personaje, en una montura exclusiva tope bonita power flower, o una mascotita que será la envidia de los miembros de tu clan o hermandad. No me parece bien que se utilicen los micropagos para aventajar al que lo haga. El claro ejemplo: Dota 2 vs. Leage of Legends. Dota 2 ofrece mediante micropagos apariencias únicas para tus héroes, héroes a los que puedes acceder sin restricción. Leage of Legends ofrece héroes a los que puedes acceder de forma inmediata a través de micropagos, en vez de jugar y obtener suficientes monedas del juego. Una forma ventajosa de acceder a cierto contenido (creo que me he ganado unos cuantos enemigos por parte de la comunidad de LoL por esta comparación, pero bueno xDDD). De cualquier forma, parece ser que a Riot Games (la desarrolladora de LoL) y a Valve (la de Dota 2) no les va mal con este modelo, así que quizás para obtener beneficios de un juego no sea necesario cobrar 60€ por el. Y siendo juegos gratuitos no conozco a nadie que se haya molestado en piratearlo (de hecho no tiene ni sentido descargar ilegalmente algo que te puedes descargar legalmente sin más xD)

 Así que sigo sin saber qué hace más daño a la industria del videojuego, si los precios o la piratería.